San Miguel de Allende, ciudad de grandes reminiscencias coloniales, se ha convertido en una de las visitas obligadas para todos los amantes del turismo patrimonial, tanto nacionales como internacionales. En lo alto de las montañas del centro de México, este destino luce como foco de un gran número de manifestaciones artísticas y artesanales, y desde hace unos años, ofrece una gran oferta de grandes firmas culinarias y de alojamiento de lujo entre las que se encuentra nuestro protagonista de hoy, el hotel Rosewood de San Miguel de Allende.
Los Rosewood, localizados en tres continentes (América, Europa y Asia), están especializados en el alojamiento de lujo. No hay un Rosewood igual que otro, porque una de sus máximas es integrarse arquitectónica y gastronómicamente al lugar donde se ubican. En México, tenemos el de Los Cabos, Puebla, Riviera Nayarit, Riviera Maya y San Miguel de Allende) Más imágenes(1)
El Rosewood San Miguel de Allende, se aperturó en el año 2011 y eligió un diseño y arquitectura que evocan al rico patrimonio de la ciudad donde se ubica, en forma de gran Hacienda. Se puede elegir entre dos tipos de alojamiento, la clásica habitación de hotel o la residencia privada cuyo precio puede rondar los 80.000 pesos.
Pero Rosewood es algo más que un hotel, es un verdadero paraíso foodie, que teniendo en cuenta las últimas tendencias en turismo gastronómico ha apostado por un concepto de cocina de alimento orgánico, de amplias raíces mexicanas pero con un claro toque francés. Al frente de la Cocina del Hotel se encuentra desde hace unos meses el chef francés Vicent Walles, que a la vez cuenta con un equipo de profesionales mexicanos, muchos de los cuales cuentan con una dilatada experiencia en el Rosewood de esta localidad. Más imágenes(2)
Diariamente, una persona del equipo culinario viaja a una huerta del Rancho la Trinidad, con certificación orgánica de la que se nutre el hotel. La finca es una verdadero vergel, y contiene prácticamente todos los productos vegetales que posteriormente se traducirán en las mejores bases de los más sabrosos platillos, ricas ensaladas, etc… Lechugas de diferentes clases, betabel, patatas, chiles frescos, repollo, flores de calabaza, etc… Se seleccionan personalizadamente cada una de las piezas que formarán parte de la despensa de las cocinas. Este proceso de selección se traducirán en los grandes estándares de calidad que posteriormente tendrán los platillos finales. La finca cuenta igualmente con su propia sección de germinados, que servirán para luego ser replantados para obtener verduras o directamente se recolectarán igualmente para su uso directo en cocina. El hotel ofrece vivir directamente esta experiencia foodie, de hecho el huésped puede elegir visitar esta hacienda, para que posteriormente el equipo de cocina de Rosewood le cocina sus alimentos. Un verdadera experiencia foodie.
Igualmente el Rosewood se ha especializado en el turismo de eventos, siendo las bodas de los más demandados. Las instalaciones del hotel cuentan con dos cocinas para elaborar estos encuentros: una general y otra Kosher para la comunidad judía que quiera elegir el Rosewood como lugar de celebración. Los más importante a la hora de elegir las instalaciones de este hotel para celebrar nuestra boda, es la previsión. Teniendo en cuenta que San Miguel de Allende está de moda, y que este hotel es uno de los líderes de mercado en este sector, necesitaremos al menos un año para que no surjan problemas de última hora de espacio. Posteriormente el equipo de cocina dirigido por el chef Vicent entrevistará a los clientes, ya que una de las máximas de este hotel es la personalización de los servicios que presta. Aunque disponen de un formulario para ayudar en la elección del menú, lo más importante para esta marca es oír que espera el cliente, para que luego en base al presupuesto poder ofrecerle una propuesta que lo satisfaga.
El siguiente paso serán las pruebas, que será casi el punto final de la toma de decisión. Por último habrá que elegir el espacio donde celebrar el evento. Rosewood dispone no sólo de varios salones interiores sino de un gran espacio al aire libre, que cuenta con cocina, y con grandes vistas a las Parroquias que reinan la ciudad. Por si fuera poco, el espacio cuenta con un horno en tierra, de los más idóneo para conseguir la mejor barbacoa.
De hecho una vez al año, diferentes cocineros tradicionales visitan el hotel para no sólo cualificar, en el arte de la barbacoa mexicana al personal que la sirve sobre todo en el bufet desayuno del fin de semana, sino que durante una semana que suele durar la formación los huéspedes que así lo deseen pueden degustar diariamente este rico manjar de nuestra gastronomía.
En cuanto a las experiencias gastronómicas que el visitante puede degustar comencemos por sus desayunos. El comensal puede elegir, o bien por el bufet, o unirlo a la elección de un plato típico de la gastronomía de la región. Los quesos son de producción orgánica, en línea con el resto de productos del hotel, y son elaborados exclusivamente para el mismo. A esto hay que unir una gran selección de yogures que complementan una oferta láctea de lujo.
Igual de golosa es su oferta de mieles: ágave, mezquite, de palo dulce, multiflor, etc… Mermeladas, panes dulces (diariamente elaborados en la panadería del hotel, que también pueden ser comprados en la boutique del mismo) y embutidos, vienen a satisfacer al más exigente de los comensales.
En cuanto a la cocina caliente del desayuno, muy recomendable es el Chile relleno de machaca y salsa holandesa aderezada con chile de árbol o las Enfrijoladas rellenas con huevo y epazote, salsa de frijol, queso fresco y cebolla. Todo un festín para comenzar el día.
Al medio día, se puede optar por comer de carta: un rico carpaccio con relish de pepino, ponzu y hojas de mostaza, aguachile de camarón con mojo de cilantro y jalapeño, rábano negro, rábano rojo, y flores del huerto del hotel, o la mini plancha de atún, camarón, pulpo y pescados locales, etc… o podemos elegir por irnos de barbacoa. Las instalaciones del hotel nos ofrecen la posibilidad o bien de elegir comer a la carta o bien contratar al hotel la realización de un Curso de cocina donde nos enseñarán desde el manejo del asado, la elaboración de la papada a la sal, ricas frutas a la brasa, o hasta hacer un rico helado artesanalmente. Esta y el conjunto de experiencias que se puede vivir en el Rosewood hacen que podamos recomendarlo como un auténtico destino foodie.
Y ya, llegada la noche, podemos elegir cenar en uno de los comedores más exclusivos con los que cuenta el lugar su Cava, y una cena maridaje, con los mejores caldo que aloja esta magnífica y variada cava pueden ser el broche final de un intenso día gastronómico, un lugar con un enfoque de luces que invitan a la relajación, y al disfrute.
Para acabar la velada podemos contratar una cata de mezcal en la vistosa y fresca terraza del Rosewood San Miguel de Allende. Mezcales como Amores, Chégalo, Siete Misterios, Reliquia de Oaxaca, Bruxo, etc… Eso sí con unas vistas privilegiadas y con un servicio de primera categoría.
San Miguel de Allende y Rosewood, una historia muy foodie.
Este artículo fue publicado en Heraldo de México el 14 de Diciembre de 2018. Autor: Juanma Martínez Rodríguez @foodiessence Heraldo de México
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